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miércoles, 8 de julio de 2015

BASTA CON UNA PALABRA: COMPROMISO


     Se ha escrito y se ha dicho mucho sobre la ampliación de contrato de Sergio Llull (Sergi en el vestuario) con el Real Madrid. Los seres humanos tendemos a la exageración, a los extremos. Cuando un sector del periodismo aparece en escena, esto se multiplica por 2. Y cuando el club implicado, aunque sea indirectamente, es el Madrid, el signo X en la calculadora apunta a 4 o 5 veces más. Por eso la primera pregunta en la rueda de prensa de Llull fue sobre Ramos (choca). Por eso algunos líderes de opinión aprovechan la elección del menorquín para atizar sin piedad a Iker Casillas y Sergio Ramos (esto ya ni choca). Lo dicho, es como pararse en un cruce de caminos y saber que al final todos conducen a la misma meta: la hipérbole.  

     Hay una cosa que siempre me ha soliviantado: el constante recurso al fútbol para hablar de baloncesto. Por eso, y siempre con respeto, etiqueta obligatoria cuando uno piensa que puede estar errado, me parece muy simple recurrir a Llull para hablar de Casillas y Ramos, o viceversa. Prefiero a un periodista obsesionado hasta el dolor con el rigor que a un periodista yéndose a dormir cada día junto al ego y la demagogia en un trío indisoluble.




     Lanzo aquí una pregunta: ¿Hubiera sido Sergio Llull menos madridista si hubiera aceptado la oferta de los Houston Rockets? Entiendo que los hinchas, que necesitan anteponer la pasión a cualquier razonamiento profundo (si no esto sería un coñazo) recurran con regularidad a los -ismos. Pero creo que el análisis periodístico no necesita ningún -ismo, ni el madridismo (en este caso concreto) ni ningún otro. ¿Llull es madridista? Mucho, como toda su familia. Hasta el punto de que antes de fichar por el Madrid mataba muchas tardes en Manresa viendo Real Madrid TV. ¿Llull soñaba con jugar en el Real Madrid? Por supuesto. ¿Llull quiere seguir alimentando su sueño? Seguro. Lo dijo él en la sala de prensa del Bernabéu y es la pura verdad. Incluida esa frase que, supongo, excita a cualquier merengón: "Los niños sueñan ahora con jugar en la NBA. Yo cuando era niño soñaba con jugar el Real Madrid". El 23 lo siente tal cual, con comas incluidas. Ni más ni menos. Pero honestamente no me parece un componente decisivo para valorar su decisión.

       Aparquemos los -ismos. Basta con una palabra para definir la etapa de Sergio Llull en el Real Madrid (8 años y 6 más de contrato): COMPROMISO. Los -ismos muchas veces se quedan en palabras vacías y abrazos superficiales a los símbolos. Detrás de la palabra compromiso se esconde mucho, muchísimo más. Y os puedo asegurar que este muchacho, que es muy especial, demuestra su compromiso a diario con su equipo. En la pista y fuera de ella. Para celebrar y cortar la red... y para pedirle al jefe de prensa que en las derrotas el quiere dar la barba. Para berrear desde el escenario del Palacio tras una cesta imposible... y para hacer un regalo a todos los auxiliares del equipo en el peor momento de la temporada, ese en el que no se atisban las sonrisas y el póquer no es más que un juego de naipes. "Si el entrenador confía en mí, siempre me jugaré la última". Llull dijo esto cuando no las metía, pongamos ahora en contexto esa frase. Llamadle compromiso. O llamadle un par de cojones y terminamos antes.




     Sergio Llull ha aparcado la NBA. Prefiero no publicar aquí las cifras de la oferta de los Rockets porque hay algún cabo que no tengo atado, pero mi información es que las cantidades eran algo más bajas de las publicadas. El Madrid ha hecho un esfuerzo económico importante para retener al ídolo del madridismo, pero el menorquín pierde dinero. Y más teniendo en cuenta que el club no le hubiera obligado a pagar los 5 kilos de la cláusula, sino pactar algo menos y así quedarse con sus derechos en Europa, como ocurrió hace un año con Mirotic. Y ojo, se podía haber ido a una franquicia ganadora, con muchas aspiraciones, y además para gozar de un rol importante en el equipo. Con todo esto quiero decir que la elección de Sergio ha sido muy difícil. Y valiente, que la valentía sin dudas ni miedos es una pamplina.


     Lo que yo creo. Que Llull ya es una leyenda del Real Madrid de baloncesto. Que su madurez actual, como deportista y como tipo, asusta. Que dará el salto a la NBA más pronto que tarde (¿el verano que viene?), entre otras cosas porque las franquicias USA van a tener más dinero para seducir a jugadores europeos en 2016. Que merece el reconocimiento de sus aficionados, de sus compañeros, de su entrenador, de su sección, de su club y de los rivales. Que es un tío ganador como la madre que lo parió. Que un tipo como Sergio siempre estaría en mi equipo, fuera de baloncesto, de cricket o de bailes de salsa. Y que el compromiso, en el deporte y en la vida, vale más que cualquier -ismo.