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sábado, 28 de diciembre de 2013

BASKET DEL BUENO POR NAVIDAD


     Se viene (cómo me gusta este latiguillo argentino) uno de los grandes acontecimientos deportivos de la Navidad. Ese Barça - Madrid o esta vez ese Madrid-Barça de baloncesto que focalizará toda nuestra atención mañana. Por primera vez en muchos (muchísimos) años no podré hacerlo por la radio, lo que sin duda echaré de menos, pero estaré pegado a la televisión para disfrutar de 40 minutos imprescindibles para los amantes del basket.

     Esta vez el Real Madrid comparece con un "ultra" favoritismo inédito en los últimos tiempos y el Barcelona con piel de cordero, pero real, no de esas que a veces los equipos se ponen para despistar al contrario. Los merengues acuden con la tarjeta de derrotas completamente inmaculada. Suman 12 de 12 en la Liga y 24 de 24 en todos los partidos oficiales del curso, récord histórico de la sección, un guarismo casi milagroso para estas alturas del curso. Los de Xavi Pascual se han dejado ya unos cuantos partidos por el camino (3 en ACB, 3 en Euroliga más la final de la Supercopa precisamente contra el Madrid), pero más allá de las derrotas los culés se encuentran sumidos en un mar de dudas. Juegan muy poco bonito, aún no han organizado los roles y otra vez la gran mochila ocupa la cada vez más castigada espalda de Juan Carlos Navarro. Con estos antecedentes y con un Palacio a reventar entregado a la filosofía Laso, parece difícil apostar unos cuantos billetes a la causa visitante.

     Pero el Barça es el Barça. Y los aficionados al baloncesto saben que no es una frase hecha, sino un termómetro que casi siempre dispara el mercurio cuando aparece en escena un derbi. Así fue sin ir más lejos en la pasada final doméstica, en la que un Barcelona bastante inferior se agarró con uñas, dedos, muñecas, brazos y corazón (mucho corazón) a una serie que al final el Madrid líquidó en el quinto partido. Para poder competir los azulgranas necesitan a un Navarro en versión machaco a los de blanco, a un Huertas activo (llega en en ese tramo de la temporada en el que parece un jugador menor), a un Papanikolau con raza y puntos, a un Oleson enchufado, a un Lorbek notable y a otro de los de dentro (¿Lampe motivado?) sumando en su tarjeta para aguantar el ritmo endiablado de los madridistas. Con estos ingredientes creo que el Barcelona estaría en el partido, aunque es casi quimérico pensar que el Madrid no cogerá un par de rachas en algunos momentos del duelo.
 
    
     Porque este Real Madrid tiene mucho. Muchísimo. Demasiados actores en el teatro para poder engañar o detener a todos. Sergio Rodríguez comparece en un momento sublime que le ha encumbrado al cajón de mejor base de Europa. Rudy anota, rebotea, roba, asiste, defiende... y hasta le da tiempo a desquiciar al rival. Llull es un compendio de vitaminas en los derbis. Carroll agarra la racha en el 6.75 y hace del "boom, boom" una religión. Mirotic sabe que este tipo de partidos alimentan su candidatura a ser el número 1. Y luego está Felipe, imperial en las últimas citas. Y la mala leche de Bourousis, que ya ha escrito varios tomos de ese libro llamado Saber Competir. Si a esta macedonia de virtudes y talento le unimos la actividad defensiva de tipos como Slaughter y Darden, repito que se antoja muy complicado pensar en un triunfo forastero.

     El Madrid huele su oportunidad de hacer sangre. El Barça sabe que este es el duelo que puede cambiar la tendencia, o al menos apretar esa tecla de la fe que hasta hora su teclado tiene escondida. Los hinchas merengues verán el partido relamiéndose por la posible bacanal de puntos y juego. Los aficionados culés pondrán la tele bajita con el miedo de una severa derrota. Laso buscará velocidad, defensa brutal y correr mucho. Pascual anhela una colección de telas de araña para enmarañar al talentoso contendiente. Pero todo esto que yo he escrito quizás no valga para nada cuando el balón toque el cielo del Palacio en la primera acción. Porque esto es un Madrid - Barça, ese choque en el que tantas y tantas veces no gana el que está mejor. Disfrutadlo. Y qué haya muchos más. Soy de los que piensan que esta rivalidad es un tesoro para el baloncesto. 
 
 
 
 

martes, 17 de diciembre de 2013

LOS 10 CRACKS DE EUROPA... EN BALONCESTO



     La semana pasada elegíamos a los 10 mejores futbolistas de Europa desde el arranque de la temporada hasta ahora http://www.elgoldemadriz.com/los-10-cracks-de-europa/. Hoy vamos a hacer lo mismo con el baloncesto. Persigo el mismo fin, que no es otro que me aticéis, critiquéis y zarandéis hasta la extenuación. No olvidéis que esta lista es muy subjetiva y que me he estado estrujando el cerebro durante horas… qué digo horas, días… qué digo días, semanas. Me da un apuro terrible haber dejado fuera a fenómenos como Rudy, Diamantidis, Bjelica, Delaney, Hopson o Tomic, pero hay que tomar decisiones. No me enrolló más, estos son mis 10 cracks de Europa… en baloncesto.
 

10. ALEXIS AJINCA. He dudado mucho, pero lo meto en el top 10. Su virtud es la misma que su defecto, que juega en un equipo muy débil para medir exactamente su peso en la competición. Es el máximo anotador de la Euroliga por minutos jugados. Más allá de los números, me parece un jugador bestial. Muy alto, muy físico, muy atlético, pero no exento de buena mano y capaz de regalar 5 o 6 jugadas de museo por partido. Su exhibición contra el Madrid en Francia fue colosal. Anhelo verlo en un equipo con más aspiraciones. Carne de NBA. De la buena, de la que se corta con tenedor.

9. ANDRÉS NOCIONI. El Chapu es un jugador eterno. Su peso en el Baskonia es infinito. En puntos, en rebotes… y en huevos. Tiró del carro en el amanecer del curso cuando la bola quemaba en las manos de cualquier otro jugador del cuadro vitoriano. Un lujo para Liga ACB y para la Euroliga, un lujo para sus compañeros y un lujo para los que disfrutamos con este maravilloso deporte. Nocioni, siempre en mi equipo.

8. EMIR PRELDZIC. Siempre me enamoró este jugador turco de origen esloveno. Pero ha roto esta temporada, con 26 años y el maestro Obradovic en el banquillo. Ha pasado de jugar unos minutos a jugar los minutos importantes. Y de no mirar el aro a jugarse las bolas calientes. Como ejemplo, la exhibición en su último partido continental con 21 puntos, 7 capturas y 6 asistencias. Hace de todo. Y es tan elegante que en ocasiones hasta parece flotar. Muy, muy, bueno. Al top 10 de cabeza.

7. SONNY WEEMS. No representa el perfil de mis jugadores favoritos, pero tras un sesudo análisis conmigo mismo he considerado que lo justo es que el americano esté en esta lista. Destaca en un equipo con actores como Teodosic, Pargo, Khryapa o Krstic. Muy tirón, éste se juega las bolas calientes, las templadas, las frías y las congeladas. Pero este curso le está sacando a Messina de más de un laberinto. Admirable su capacidad de romper al defensor en el 1x1  con piernas y cintura.
 
 
6. KEITH LANGFORD. Parecido a Weems en su querencia por lanzar mucho a canasta. Este año le vale para estar en el podio de máximos artilleros de la Copa de Europa. Cuando coge la racha es imparable, mola ver esa muñeca zurda taladrando una y otra vez la cesta del rival. La estrella del Olimpia de Milán, cuyas opciones de alcanzar los cuartos de final pasan por este anotador compulsivo. Su irregularidad le impide estar incluso más arriba.

5. BOJAN BOGDANOVIC. ¡Cómo ha crecido este jugador! Una metamorfosis consumada en el Europeo de Eslovenia y en este primer tramo de la campaña 13-14. Lejos queda aquella etapa en el Real Madrid en la que el croata colocó el basket demasiado lejos de sus prioridades. Ha madurado en la cancha… y fuera de ella. Básico para Zeljko, de hecho es el que más minutos juega en el Fenerbahce. Pide de manera compulsiva las bolas decisivas. Enorme jugador. Su capacidad de progresión asusta. En el top 5 por méritos propios.

4. DANIEL HACKETT. Su gran temporada ha provocado que un amplio abanico de equipos lo quieran fichar, incluida alguna franquicia de la NBA. Este multitatuado escolta que no llega a los 2 metros se mudó a Siena para crecer, y a fe que lo ha conseguido. Anota mucho y no rebotea poco. Siempre valora por encima de 20, lo que demuestra su capacidad de sumar en  muchos departamentos sin la necesidad de alcanzar los 20 tantos por velada. Y qué coño, esas rastas molan mucho.  ¿Lo he situado demasiado arriba?
 
 
3. VASSILIS SPANOULIS. Hoy por hoy este tío es el dios del baloncesto. Capaz de asesinar al equipo rival con una ráfaga de triples consecutivos sin que se le mueva un solo pelo de su poblada barba. Él solito ganó el partido en Málaga, él solito lo remontó ante Siena, como él solito machacó al Madrid en la final de Londres con una segunda parte sencillamente antológica. Es insultantemente bueno. Y nunca se ríe, eso me encanta. ¿Será capaz de ganar 3 títulos seguidos con Olympiacos?

2. SERGIO RODRÍGUEZ. Talento, descaro, imaginación, acierto en el tiro, origen de alley-oops, bombas, cestas a aro pasado, diversión, BALONCESTO. En el mejor momento de su carrera, el canario se ha convertido en el mejor base de Europa. Ahora mismo es capaz de cambiar la dinámica de un encuentro o de levantar de sus asientos a 12.000 espectadores que se rompen las palmas para aplaudir a este genio. Juega en la pista como juega en sus sueños. Una bendición para vender este deporte, para convencer a los incrédulos de que el baloncesto es una maravilla.

1. NIKOLA MIROTIC. El mejor jugador de Europa. Y punto. Le bastan veintipico minutos para reventar todas las estadísticas. Anota, rebotea y saca faltas para ir al 4.60 cuando su equipo (pocas veces) se atasca en ataque. Ambicioso sin límites, alimenta dos obsesiones: ser el mejor y levantar la Copa de Europa con el equipo de su corazón. Ni siquiera se puede atisbar el techo de Muñequita de seda, un jugón de dimensiones bíblicas. Dentro de un lustro estará en el top 10 de la NBA. Un jugador celestial.
 
 

lunes, 2 de diciembre de 2013

UNA HISTORIA DE AMOR CON DESENCUENTROS


     Pablo Laso – Real Madrid, un matrimonio que debería ser un ejemplo de convivencia, de amor, de felicidad, de entusiasmo, de abrazos y de cenas románticas con velas a la luz de la luna. La pareja ha renovado su compromiso hasta el verano del año 2016. Sí, porque aunque fuera difícil de entender, hasta ahora el club no había reforzado a su entrenador a pesar de que su contrato expiraba al final de esta temporada ya iniciada. Desde fuera puede parecer que la relación Real Madrid – Pablo Laso ha sido idílica, que no ha tenido ninguna fisura, que la confianza de la sección y del club en su empleado no muestra costuras. No es así. No sé si la renovación del entrenador vitoriano ha sido simplemente una cuestión de inercia o de atender al clamor popular, pero de lo que estoy convencido al 100% es que el matrimonio Laso - Real Madrid es una historia de amor con varios desencuentros.

     Pablo Laso. Una Copa, Una Liga, un par de Supercopas  y una final de la Copa de Europa tras 17 años de profunda sequía. Y más allá de las copas, de los trofeos, de los títulos Laso se ha abrazado con fervor y pasión a ese maravilloso intangible llamado juego. Yo no soy aficionado del Real Madrid, soy aficionado al basket, un simple periodista enamorado con locura de este hermoso deporte llamado baloncesto. Supongo que la hinchada del Madrid demanda títulos. Pero para los que estamos metidos de lleno en este negocio, para los que día tras día tratamos de convencer a la gente de que el basket es la leche, Pablo Laso, sus jugadores y su proyecto son una bendición. El Madrid gana y ENAMORA. Juega como los ángeles, da espectáculo, se exhibe en cada actuación. Como bien expresó hace unos días el maestro Antoni Daimiel, hoy por hoy el Real Madrid es la oferta de ocio más atractiva de la capital de España. Ojo, no es fácil lograr eso. Es harto complicado meter 12.300 aficionados en el Palacio en un partido de la primera fase de la Euroliga. No olvidéis de dónde venía este equipo. No olvidéis con qué dudas, y en algún caso hasta befas y chanzas, aterrizó Pablo Laso Biurrún en uno de los banquillos más eléctricos del deporte español.
     Laso ha firmado su renovación, sí. Sus ayudantes en el cuerpo técnico todavía no, por cierto. Durante el proceso Laso jamás ha alzado la voz. No ha presumido, no ha sacado pecho, ni siquiera ha utilizado algún resorte a su disposición para presionar al club. Su posición siempre ha sido cómoda en el sentido de que tiene el apoyo casi unánime de su afición, que adora a su entrenador y le agradece haberle devuelto la capacidad de presumir de equipo y de vitrinas. Posición cómoda también en el sentido de que Pablo Laso ha tenido un buen abanico de ofertas para dirigir a equipos de la élite europea. Al coach vasco le han ofrecido proyectos muy ambiciosos y pasta para vivir de las rentas unos cuantos años. Y su salida del Madrid era muy, muy, muy, pero que muy asequible. Una cantidad tan ridícula para ejercer la rescisión de manera unilateral que hasta me da pudor publicar aquí las cifras. Calderilla si hablamos de deporte profesional de primer nivel. Desde luego, este entrenador no se ha quedado por dinero. Ganará aquí bastante menos de lo que podría haber percibido en otros lugares.

     Vuelvo al matrimonio. Tengo muy claro que en esta relación de pareja una parte ha dado mucho más que la otra. Pablo Laso y su cuerpo técnico se abrazan a un vértice romántico casi imposible de ver en el deporte profesional. Son madridistas, sienten mucho esos colores. En algunos casos concretos estos trabajadores, estos empleados son hinchas acérrimos del Real Madrid. Ganar títulos con otras escuadras les haría profundamente felices, pero levantar copas con el Madrid supone para ellos una satisfacción eterna. Creedme, no exagero. Por eso afirmo que Laso ha dado mucho más de lo que ha recibido. Con su trabajo, rozando el sobresaliente. Y con su compromiso, que le ha llevado a aceptar una oferta de renovación rubricada tras un largo proceso que él no consideraba justo. En definitiva, el entrenador de Vitoria se ha entregado en cuerpo y alma, de cabeza y corazón, con pizarra y sin ella al Real Madrid de baloncesto.

     ¿Y la otra parte? Pues te quiero, pero no eres el único. Me gustas, pero no lo veo claro. Te respaldo, pero si me ganas esta Liga. Dame un beso, pero no me estrujes. Te renuevo, pero tarde y sólo por un año. Sí, así como suena. La primera oferta que el Real Madrid le pone al entrenador sobre la mesa es de un año. Solamente un año. ¿Ofreces un año si estás convencido de que en tu banquillo tienes al comandante de un proyecto ganador? Esta no es una historia de amor con nubes de colores, paseos románticos en barco, piruletas de corazón y abrazos en una piscina de bolas. No, no lo es. El único que siempre, desde el principio, incluso cuando era más difícil, ha mantenido su apuesta sólida por Laso es Alberto Herreros. Insisto, el único. De hecho, aunque sea indemostrable, estoy completamente convencido de que si el Real Madrid no hubiera ganado el quinto partido de la Final ACB 2013 Pablo Laso no sería ahora mismo su entrenador.