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martes, 30 de octubre de 2012

DE LAS LÁGRIMAS A LOS SUEÑOS



Nunca podré olvidar aquellas lágrimas del 6 de mayo de 2012. Las lágrimas de aficionados con los que he compartido unas cuantas aventuras durante los últimos 13 años. Las lágrimas de Pedro, "mi" pescadero, el pescadero "demente" que perdió años de vida aquella dolorosa tarde en el Palacio. Las lágrimas de Jayson Granger, inconsolable porque su "Estu" se iba a la mierda. Las lágrimas de mi amigo José Asensio, un tío que siempre me trató mucho mejor de lo que merecía. Las lágrimas de mis compañeros de la radio Nacho Serrano y Rosa Vara de Rey, golpeados en el corazón después de implicarse al máximo con el basket y la radio. Las lágrimas que "Informe Robinson" nos enseñó a todos en uno de los reportajes más duros que uno recuerda.

Se había consumado el primer descenso del Club Estudiantes. Merecidísimo. "Cocinado" durante demasiadas semanas de pésima gestión deportiva. Americanos borrachos, jugadores peleados con el compromiso, actores demasiado alejados de la preciosa idiosincrasia del Ramiro de Maeztu. Estudiantes mereció bajar. Y bajó. Me congratula comprobar que muchos hinchas colegiales preferían que su equipo hubiese cumplido esta temporada la "penitencia" LEB. Yo pienso exactamente lo mismo. Pero el club (lógicamente) se acogió a la legalidad para salir este año en la Primera División. Y armó un buen proyecto... un gran proyecto.


Himar Ojeda y Txus Vidorreta. Despacho y parqué. Dos tipos con currículum y con el talante adecuado para desempeñar sus respectivos cargos. El primero ha fichado muy bien, el segundo enseña una buena pizarra y transmite ese carácter norteño capaz de desenterrar la etiqueta "ganador" de un equipo que lo ha pasado fatal durante el último lustro largo. El ADN "Patio de colegio" de Granger, la infinita inteligencia de Germán Gabriel, la muñeca desafiante de un tío que es canadiense pero se apellida "inglés", el oficio y esfuerzo de Barnes, las ganas de comerse el patio, el Ramiro y el mundo de Jaime Fernández, el desparpajo saltarín de Lucas Nogueira... y el "fenómeno" Tariq Kirksay.

Kirksay es un caso aparte. Americano, con mujer parisina, internacional con Francia y capaz de hablar un castellano demasiado decente para un estadounidense. Detrás de su enorme rendimiento con la camiseta colegial, se esconde un tipo de lo más peculiar. De pequeño estuvo a punto de ser profesional del béisbol, participó como actor en la inolvidable película "American Pie" y comparte una ONG con la archifamosa Jennifer López. En sus ratos libres, mete cestas, coge rebotes y luce sonrisa en las filas del Asefa Estudiantes. Jamás confesará por qué extraña superstición se coloca una cinta en la calva.

El Ramiro ha vuelto. Segundos en la tabla y con una dinámica que ofrece la firme convicción de que el "Estu" puede volver al lugar que la historia del baloncesto español le tiene reservado. Todavía recuerdo aquella inolvidable final de 2004, con Azofra, Patterson, Jiménez, Loncar, Pancho Jasen... y Pepu Hernández en el banquillo. Tuve el enorme privilegio de contar aquellos 5 partidos por la radio, y puedo jurar que yo sentí como Vistalegre temblaba, como el pabellón se llegó a mover. Difícil recordar una atmósfera de baloncesto tan mágica como aquella. Allí estuvieron muchos de los empleados que ahora piensan, trabajan, crean, construyen, pelean y sueñan en las oficinas de la calle Serrano 127. Y también Alberto Toledano, Director General de Asefa, un hombre que enarbola la bandera del romanticismo (Estudiantes) y de la lucha (vida) para demostrarnos a todos que el idealismo es inmortal. De las lágrimas a los sueños. El patio de colegio regresa a la élite. Gran noticia para el basket español.


lunes, 22 de octubre de 2012

UN ILUMINADO DE TAMAÑO CONTINENTAL

              “Todavía no es el momento de matar las Ligas domesticas”. Ésta sólo puede ser la afirmación de un iluminado. El autor es Jordi Bertomeu, el “capo” de la Euroliga, en una entrevista reciente publicada en el Diario AS. Un tipo que demuestra con cada declaración, y con cada acción, que sus ideas, proyectos y productos están por encima del bien y del mal.
                Nunca me agradó la gente elitista. Aquellos que reclutan casi siempre a los “ricos” y pisotean siempre a los “pobres”. Bertomeu sueña cada noche con crear una Liga Europea cerrada, con licencias A, “súper A” o “mega A” en la que poco o nada cuenten los resultados de las Ligas nacionales. El iluminado pretende enterrar en la papelera la esencia del deporte, que no es otra que competir por objetivos. Objetivos presentes, sí, pero también futuros, como puede ser participar en una competición europea. Bertomeu se excita pensando en un mundo de nubes de colores y gominolas con formas de princesas. Se le llena la boca hablando de pabellones de más de 10.000 espectadores, cuando los que tenemos la suerte de cubrir la Euroliga sabemos que eso para muchos clubes y países es una quimera.
                Bertomeu. Ese “gurú” que innova con partidos europeos los viernes porque sus estudios de mercado demuestran que es un buen día para las audiencias televisivas. En España están siendo “cojonudas”, hasta tal punto que tras 2 jornadas (y lo que te rondaré, morena), no hay acuerdo para transmitir los partidos del equipo que más espectadores “arrastra”, el Real Madrid. Para hacer “pipí” y no echar gota, oiga. Jordi criticó a la ACB por “regalar” sus derechos de televisión (¡mentira!), y ahora se la tiene que envainar porque es esclavo de sus palabras. “Telita” con el iluminado.
                El campeón de la Euroliga podría necesitar este año 31 partidos para levantar la corona. Jordi, siempre en traje y corbata, disfruta, sonríe, no se cansa. Se la trae al “pairo” que un equipo de élite juegue el viernes por la tarde en Moscú y el domingo por la mañana en Tenerife. Debe de pensar que todas las entidades poseen el avión privado y lujoso del CSKA de Moscú. Desconozco si él viaja en “business” (¿apuestas?), pero sé de primera mano que el jugador más alto del Madrid, Mirza Begic, lo hace en la fila 13 de la clase turista. “Adaptaremos el calendario nacional y europeo para paliar las dificultades”. “Clavao”, Jordi, “clavao”. Moscú y Tenerife. Lo habéis hecho fenomenal. Y para el Baskonia, Atenas y Las Palmas. Bien, Jordi, bien, eres un crack.
                Jordi Bertomeu es el adalid del deporte negocio. Brillante en su oficio, el derecho y las leyes. Discreto en la gestión de una competición tan hermosa como la Copa de Europa.  Un tipo que quiere colocar el Real Madrid – Panathinaikos como “game of the week” cuando ni siquiera había televisión. Alguien le advirtió a última hora de que no es saludable hacer el ridículo y lo cambiaron a tiempo. A él le importan las licencias y el dinero. A los jugadores, qué les den. Y el juego le importa un comino. Porque es de “cajón” que con este calendario terrorífico las estrellas de los equipos van a ofrecer menos espectáculo. Por no hablar de los aficionados a este maravilloso deporte, que en las prioridades del “jefe continental” ocupan exactamente el lugar 2619.


               Bertomeu. Ese vanguardista capaz de diseñar una gira NBA clandestina para el club más laureado del Viejo Continente. Pabellones vacíos en Memphis y Toronto, jugadores mosqueados, cámaras apagadas y nulo interés por el basket europeo en Estados Unidos. Vamos, lo que se denomina una auténtica pamplina. Un buen ramillete de clubes están cansados de las actitudes y acciones de Bertomeu, pero a la hora de la verdad se unen al tan habitual efecto “chupete”. Mamar y callar.
                Ésta es la Euroliga que tenemos, estos son los mandamases del siglo XXI. Mientras tanto, los aficionados a este bendito deporte seguiremos escuchando “chorradas” como la futura división europea de la NBA o “todavía no es el momento de matar las ligas domésticas”. Sitúan su discurso en la estratósfera de Baumgartner cuando ni siquiera son capaces de transmitir a sus pésimos árbitros que fomenten el espectáculo de la mejor competición de clubes del mundo, la Vieja Copa de Europa. Herida de muerte por el iluminado. Un iluminado de tamaño continental.

martes, 9 de octubre de 2012

LA COPA DE EUROPA

               Mis primeros recuerdos de la radio son aquellos lejanos partidos de la Copa de Europa de baloncesto. Me enamoraba aquella “vieja” radio sin líneas digitales y con ese sonido deficiente que transmitía la certeza de que el locutor te estaba contando algo que sólo él podía ver. Aquella radio en cierto modo irrecuperable que tuvieron la suerte de saborear locutores como Manolo Lama, José Joaquín Brotons, Siro López o Andrés Montes. Por aquel entonces, el baloncesto “pegaba” muy fuerte en las ondas, un amplio número de enviados especiales acompañaban a los equipos en sus aventuras por el Viejo Continente.
                Ya no es lo mismo. La Copa de Europa dio paso a la Euroliga y las prioridades de los medios de comunicación cambiaron. Llevo unos cuantos años haciendo la Euroliga para Onda Madrid y sólo me acompaña en los desplazamientos mi “hermano” Nacho Jouve (Real Madrid Televisión), un tipo que convierte kilómetros, cenas, cervezas, agobios y risas en un cóctel delicioso. Lo mismo sucede en Barcelona, Vitoria, Málaga, Valencia o Bilbao. Sólo un reducidísimo grupo de periodistas se desplazan para realizar una cobertura completa del máximo torneo continental.
                Gracias a la apuesta (romántica, incondicional y milagrosa apuesta) de mi radio por el basket, he tenido la inmensa fortuna de cumplir uno de mis grandes sueños: disfrutar de la Copa de Europa. Me resisto a utilizar el término “Euroliga”. Me pasa lo mismo con la “Liga de Campeones”. Para mí es y siempre será la Copa de Europa. La Copa de Europa es no poder evitar el temblor de piernas cuando uno entra en recintos legendarios como La Mano de Elías, La Paz y la Amistad (más conocido como “Las Bengalas y los Petardos”) o la Sala Pionir. Jamás he asistido (ni asistiré) a una atmósfera tan caliente, tan brutal, tan inefable como la que se respira en el viejo gimnasio serbio. Radio y “Pionir” es una combinación mágica. La Copa de Europa es conocer pabellones y ciudades (por este orden). La Copa de Europa es no encontrar ningún sitio para poder cenar cuando terminas el trabajo. La Copa de Europa es quedarse tirado en cualquier escala de un viaje interminable. La Copa de Europa es compartir tertulias con el delegado del Real Madrid en cualquier carretera europea. La Copa de Europa es contar con humildes patrocinadores que se cuelan en tus sueños para soñar junto a ti. La Copa de Europa es ponerse los auriculares, coger el micrófono y nunca olvidar que en ese momento decenas de románticos se cambiarían por ti. 
                Ya está aquí la Copa de Europa 2012/13. La discutible gestión del “capo” Bertomeu no entierra la intensa pasión que sienten los aficionados por esta competición y por este deporte. Gozaremos con trasantlánticos como CSKA de Moscú, Panathinaikos, Fenerbahce, Barcelona, Real Madrid, Maccabi Tel-Aviv o el sorprendente campeón Olympiacos. Vibraremos con estrellas de la cesta como Rudy Fernández, Juan Carlos Navarro, Spanoulis, McCalebb, Vujacic, Keith Langford, Teodosic, Krstic, Eliyahu, Mirotic o Diamantidis. Este año el ganador final podría necesitar ¡¡¡31 partidos!!! para levantar el ansiado trofeo.   
                ¿Cuáles son tus favoritos para alcanzar la Final Four de Londres? Yo apuesto por CSKA, Fenerbahce, Barcelona y Real Madrid. “Mójate”, escribe en los comentarios. Y nunca olvides que muchos te acompañamos en este apasionante viaje por la Copa de Europa.
                 

lunes, 1 de octubre de 2012

¡VIVA LA RADIO!

          Activé este blog para hablar de baloncesto. Pero reservé un apartado para mis licencias, para satisfacer esa necesidad que tenemos todos de escribir simple y llanamente de lo que nos dé la gana. Una de mis numerosas frustraciones vitales es no haber podido tocar en un grupo de rock, así que inauguramos estas “Rarezas” con mi gran pasión: la radio.

         La radio. Me gusta más el transistor de toda la vida. Sí, soy un “tarugo” para las nuevas tecnologías, pero aunque fuera el mismísimo “Mr Apple” nunca cambiaría mi viejo transistor “de rueda” por un MP 88. Con él me acuesto, con él me levanto. Es así desde hace muchos años. Será así durante muchos más. Tengo la inmensa fortuna de “currar” en lo que me gusta, de trabajar en la radio. Escucho la mía (Onda Madrid) y todas las demás. Aprendo cada día de decenas de compañeros que hablan, gritan, ríen, “rajan” y transmiten emociones por la radio.

            La radio. La radio es ser pequeño y soñar con ser algún día ese locutor al que te gusta escuchar. La radio es juntarte con los colegas en una casa e imitar a tus ídolos radiofónicos. La radio es narrar partidos por la tele en la soledad de tu habitación, disparar la ilusión y pensar que algún día lo podrás hacer de verdad. La radio es ocultar el pequeño transistor entre los libros cuando se supone que deberías estar estudiando, y lo único que haces es vibrar con el aluvión de goles vespertinos que escupen las ondas. La radio es una fábrica de sueños. Es bonito soñar cuando eres un “renacuajo”, pero también cuando hace mucho que perdiste la maravillosa inocencia de los niños.

            La radio es hacer radio en una radio local. Recorrer 90 kilómetros cada día de tu verano, de tus vacaciones para participar en un programa de deportes. “Piratear” cortes de voz de la emisora en la que trabajas ahora, que era la emisora que escuchabas con algunos de los compañeros con los que ahora tienes la fortuna de montar el “show”. La radio es hacer maratones de radio de 24 horas seguidas sin dormir con la enorme satisfacción de recoger toneladas de alimentos para los niños de África.

           La radio es hacer un día cualquiera unas pruebas cualesquiera para comenzar a colaborar en la radio. Que te acepten y que tu madre se eche a llorar porque sabe que es la gran ilusión de tu vida. La radio es recordar para siempre aquel primer partido, ese que no te permite dormir bien durante los días de espera, ese que no te saca el “gusanillo” del estómago durante los días posteriores a esa inolvidable primera vez. La radio es narrar un Cercedilla – Coslada como si fuera la final de la Copa de Europa. Con 18, 30 ó 50 años, ¡qué más da!

          La radio es equivocarse, errar, fallar y volver a “patinar”. La radio es disfrutar, sentir, gozar y volver a disfrutar. La radio es sentirse jodido de verdad porque las cosas han salido mal. La radio es apretar el puño y gritar un “toma” porque ese día crees que el “curro” ha quedado bien. La radio es esa autoexigencia que te machaca sin compasión. La radio es esa carpeta de partidos inolvidables que te hacen sentir el ser más dichoso del planeta. La radio es reír, llorar, carcajearte, enfadarte, sudar, soñar y volver a soñar. La radio es viajar. La radio es contarle cosas a la gente. Así de fácil, así de bonito. La radio es una forma de vida. ¡Viva la radio!  

          La radio es indispensable, insustituible. Para el que la hace, para el que la escucha. Para el que la hace y la escucha. Para el que la siente. Para el que sufre con ella, para que el que se “parte” de risa con ella. Para el que no puede ver. Para el que ve más de la cuenta. Para el que trabaja en la emisora con más recursos del mundo. Para el que “cocina” un programa a través de Internet. La radio es mágica. Gracias a todos por compartir conmigo la magia de la radio.